Hernán Crespo: "Vamos a hacer una cosa: vean y después me dicen. Yo les muestro."

crespo-banfieldEntrevista realizada por Mariano Verrina publicada en Clarín el 22-01. El flamante DT del Taladro habla de todo, interesante para conocer sus pensamientos y formas de entender la vida y el fútbol.

Fuente: https://www.clarin.com/deportes/futbol/hernan-crespo-necesito-volver-tener-adrenalina_0_jGVLkI6KW.html

—¿Hace cuánto no pasabas tantos días seguidos en Argentina?

—Mucho. Desde que dejé la Selección en 2007. Después venía de vacaciones, pero pocos días.

—¿Y por qué decidiste dejar una vida cómoda y afirmada en Europa para arrancar este nuevo desafío?

—El tema es por qué no. Es muy simple: el fútbol es mi pasión, me gusta el trabajo que hago, me preparé para esto y si la propuesta es seria por qué no. De lo que no tenía ganas es de regalar prestigio, de andar a los ponchazos, de un lado para el otro, con la locura. Por eso descarté opciones que no me convencían. Acá se generó un día y vuelta muy lindo.

—¿Mientras jugabas sabías que ibas a ser técnico?

—Sí, siempre me gustó: la táctica, la estrategia, la docencia. Pero al mismo tiempo mientras jugaba deseaba que eso se me pasara, deseaba no tener ganas de volver a agarrar una valija, ir, venir, que hoy es acá y mañana es allá... Quería vivir al menos dos o tres años seguidos en la misma casa. Por eso mientras hacía el curso de técnico al mismo tiempo decía “espero que se me pase”. Y trabajé en televisión, cubrí Copas América y Mundiales... Y no se me pasó. Es más fuerte que uno. Por eso aceleré: fui a visitar técnicos, a escuchar, a mejorarme, incorporar cosas y ver lo que hay del otro lado del escritorio.

—¿Cómo viviste el vacío del retiro del fútbol?

—Es terrible. Se te genera un vacío muy grande. Y eso que fui yo quien decidió dejar y nunca me arrepentí. Pero ya no tenés esa adrenalina, el desafío de mejorar y sobretodo el examen de cada domingo. Estás acostumbrado a un vértigo, y la vida es otra cosa. Es mucho más larga duración: armás algo, pensás algo y se realiza en dos o tres años. Y nosotros no. Vivís palo y palo toda tu vida: jugás ante 80 mil personas, defendés a nivel deportivo a una nación... Ojo, tiene un lado positivo: empezás a descubrir cosas que son lindas, una cena con amigos los sábados a la noche, ir a un bautismo, comer en familia el domingo. Pero algo te falta. De un momento a otro desaparece esa presión, esas obligaciones.

—Debe ser raro charlarlo con amigos de tu edad que se dedicaron a otras profesiones.

—No, olvidate. Es imposible. No te entiende nadie. Fijate una cosa: hay gente que se jubila a los 65 años y se siente rara. Está incómoda porque quiere ir al trabajo, a seguir con su rutina. Nosotros nos jubilamos a los 35, 36. Y es muy duro ser jubilado a los 36. Decís “¿y ahora? ¿Y ahora qué hacemos?”. Hay una vida por delante y enfrentarla no es fácil.

—Pero como entrenador otra vez hay que sentir presiones y rendir exámenes cada domingo.

—Es hermoso. Si me quiero quedar tranquilo me quedaba en mi casa. Vos sabés cómo es, pero lo necesitás. Y yo lo que necesito es volver a tener adrenalina.

—Suena un poco masoquista.

—Sí, claro, estamos re locos.

Si del destino se trata, aquella citación de Daniel Passarella lo dejó sin viaje de egresados pero pudo haberle salvado la vida. Al regreso de Bariloche, el colegio organizó una fiesta en el boliche Kheyvis que terminó en la recordada tragedia, con 17 muertos y 24 heridos por un incendio. Crespo estaba concentrado. Se levantó con la noticia de que varios compañeros con los que compartía los recreos habían fallecido.

Por ese entonces daba los primeros pasos de una carrera que sería sensacional: ganó la Libertadores 96 en River y pegó el salto a Europa para regar de goles Parma, Lazio, Inter, Chelsea, Milan y Genoa. Jugó tres Mundiales (98, 2002 y 2006) y con 35 tantos es el cuarto anotador histórico de la Selección, detrás de Messi, Batistuta y Agüero. Delante de Diego Maradona.

Ahora vive en la casa de sus padres. Y cuando no está en Luis Guillón vive haciendo trámites: busca casa, va a la Afip, llama al banco para abrir una cuenta corriente, gestiona el cambio de residencia. “Soy nuevo en todo esto. Me estoy acomodando. Estoy como un chico de 18 años, soy un bebé”, dice. Su esposa y sus tres hijas siguen en Italia. Vendrán para el debut del próximo viernes ante San Martín de San Juan pero se volverán rápido. Allá tienen su escuela, sus cosas. Y Crespo prefiere ir paso a paso. “Hace años que me picaba el bichito de dirigir en Argentina. Pero primero me tengo que adaptar yo a estar acá. Y ojo, Tampoco sabés cuánto vas a durar. No es que decís 'voy a vivir en Argentina toda mi vida'. Hoy son 18 meses pero no sabés”, admite.

—En tus primeras semanas ya tuviste que vivir desde un costado la novela de Cvitanich. ¿Fue una bienvenida rápida a la Argentina?

—Esto es así. Hay cosas que no podés manejar. Uno intenta seducir desde la idea, la metodología pero hay situaciones que van más allá, que involucran al jugador, a su familia, a la dirigencia. Entonces no tenés mucho poder.

—En general te ha tocado estar en equipos muy poderosos en su liga. Acá en Banfield vas a estar del lado del débil en relación a los más grandes. ¿Cómo te acomodás a eso?

—Es hermoso. Me tocó en la última etapa de mi carrera como jugador en Parma y Genoa. Es otra vida, eh. Es otra mentalidad, otro vestuario, se respira otra cosas. Es una experiencia espectacular. Y te da la pauta de cuán fundamental es la cabeza. Hay jugadores que luchan por no descender que tienen unas cualidades impresionantes. Y bueno, ése es el motivo por el que existen categorías. Por qué uno juega en un equipo grande, mediano o chico. Si llegás alto es porque cabeza corazón y piernas están equilibrados. Si no llegás alto, hay algo que no está funcionando del todo bien.

—¿Cómo va a jugar tu equipo?

—Vamos a hacer una cosa: vean y después me dicen. Yo les muestro. A final de cuentas es esto: mostrar una idea. Me gusta ser protagonista, jugar en campo rival. La propuesta me parece que va a ser muy interesante. Después es fútbol, no nos vamos a poner de acuerdo todos, pero pasen y vean.

—¿Es difícil acomodarte a que desde afuera tenés mucho menos poder de decisión en el partido?

—Sí, y más habiendo sido 9. Muchas veces el destino del partido está en tus pies. Lo vivís desde la madurez de que pasó tu tiempo. Ves el fútbol con otra cabeza, más como docente. Y ojo que ser docente no quiere decir que no quieras ganar, eh. Quiero ganar, quiero que el equipo juegue bien. Me parece que el cómo tiene mucho que ver. A todos nos gusta ganar pero el cómo es muy importante. ¿Jugar mal y ganar? Acepto. Me va ayudar a poder corregir. Pero el cómo llego a la victoria es fundamental. Seguramente me dolerá mucho menos si juego bien y pierdo.

—¿Hasta cuándo vas a estar en la casa de tus viejos?

—No, ya está, todo muy lindo, vieja, viejo, pero espero conseguir casa rápído. Ya estoy en edad de independizarme, je.

—Al menos dicen que estás disfrutando de la gastronomía argentina.

—Uff, eso es un problemón. Digamos que me descuidé un poco. Aumenté cuatro kilos, ahora estoy bajando. Es difícil que tus amigos te inviten a comer una ensaladita. Te hacen un asado, obviamente. Y en ese sentido soy querendón.

"En la Selección es la hora de demostrar cuán serios somos"
—¿Te sorprende que no haya candidatos a dirigir a la Selección o que algunos elijan bajarse de esa posibilidad?

—Hoy el técnico es Scaloni y hay que respetarlo. Evidentemente la manera de manejar la Selección en los últimos años no fue la mejor y lo que pasó con Sampaoli sorprendió a todos, fue muy desprolijo. Ahora Scaloni se encontró con esa posibilidad y lo está haciendo bien. Creo que a medida que fueron pasando los partidos les fue sacando las ganas a la AFA de buscar otro técnico. No sé cuánto hay de ganas de ir a buscar a otro. Es difícil decirle que no a la Selección. Pero cada cual tendrá sus tiempos.

—¿Y ahora cómo se sale? ¿Habremos tocado fondo realmente?

—Creo que es la hora de demostrar cuán serios somos. Si respetamos una idea, un proyecto. Desde el momento que vos elegís algo es porque confiás en una idea. Es inevitable que la Copa América sea un examen, que las Eliminatorias también y que el Mundial es la cita máxima. Pero bueno, la credibilidad hay que ganársela.

—¿Cómo viviste lo que pasó en el Mundial de Rusia?

—No me sorprendió. Como hincha me dolió, pero para un tipo que vive de esto y mira fútbol desde un cierto ángulo te das cuenta que no fue sorprendente lo que pasó.

—¿Comprendés que Messi se haya tomado un descanso y que haya decidido no hablar?

—Sí, me parece bien, por qué no. Es un ser humano. Y al final de cuentas la Selección es una invitación. A vos te invitan. Lógico que querés jugar siempre, pero también es un jugador que se lo puede permitir, ha jugado tanto, tanto. De hecho es el único que puede no aceptar la invitación y decir “esperen ustedes”. Y nosotros tenemos que decirle "volvé cuando quieras". Después el resto son normales, o éramos normales. Todos.

—Parece que en el único lugar en el que se lo cuestiona es acá.

—Pero es que lo cuestionás porque lo tenés. Decile a cualquiera si no querría tenerlo. Todos lo quieren. Muchas veces pretendemos de Lionel lo que tiene que hacer todo un equipo. Y nosotros lo pretendemos de él solo. Eso es lo complicado.

—¿Qué te generó la falta de un 9 frente a Francia?

—Curiosidad. Lo dije antes del partido. La verdad no lo entendía. Pero no desde la crítica. Quería saber qué lectura había hecho del partido para no poner un 9. Después quedamos eliminados y quedamos sin explicación. Capaz hay algo que me perdí y que no vi. Hubiera sido lindo, pero ya está.

Su admiración por Bielsa, más allá de la locura
"Bielsa es divino. ¿Viste la conferencia del otro día cuando muestra todo su trabajo? Es divino. Es así. Lo amás, lo odiás. Bienvenido Bielsa al fútbol porque enriquece desde todos los ámbitos. Te guste o no, Bielsa genera cosas. Y generar cosas siempre es bueno", dice Crespo.

Cuando el técnico de Banfield habla del Loco gesticula, ríe, mueve los brazos. Parece estar hablando de un niño. Elige comprar el combo completo más allá de haber vivido algunos episodios que lo marcaron. Como aquella anécdota que revivió hace poco tiempo, cuando Bielsa le dijo a Crespo que lo veía maduro aunque en realidad lo estaba engañando para hacerlo sentir bien. O el trauma de considerar un sacrilegio ponerlo junto a Batistuta en el frente de ataque.

—¿Conociste a alguien similar en el fútbol?

—No. La verdad que no. Le hace bien al fútbol. Permite discernir y él acepta su forma de locura y obsesión. Lo que pasó conmigo aquella me molestó, está claro, se lo dije y ya pasó. Uno puede no estar de acuerdo con muchas cosas, pero de lo que no hay dudas es que hay un trabajo atrás.

—¿Vos vas a poner a dos 9 juntos?

—Yo en ese sentido voy a tratar de ser más elástico: voy a tratar de poner a los jugadores en el lugar que más cómodos se sientan. Pero bueno, por eso tampoco le vas a cargar una cruz. El fútbol da espacios para todos. No existe el manual del entrenador ganador.

El elogio a Gallardo, aquel técnico dentro de la cancha
“No me sorprende que Gallardo sea técnico. Es un tipo inteligente, alcanzaba con verlo jugar para darse cuenta. Y el que lo conoce como yo, lo reafirma. Ha buscado siempre enriquecerse, tener una mentalidad muy abierta. De ahí a que haya llegado a ser quizá el mejor entrenador de la historia de River y, sí, me sorprende. Las cosas excepcionales te sorprenden siempre. Roger Federer te sorprende. Sabés que es un fenómeno pero no imaginás que va a seguir jugando así hasta los 40 años”.


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